Casi una semana después de partir a Milán cargada de ilusiones (y miedo por momentos), apenas he tenido tiempo aún de vaciar maletas y sentarme unos minutos a contaros de este viaje maravilloso.
Volamos a Milán directamente desde Sevilla y en apenas dos horas y media estábamos en Bérgamo y de allí a la Estación Central de Milán, apenas otra hora en autobús. Aunque hubo turbulencias en el vuelo y son un poco desagradables, llevé peor el hecho de que no dejara de llover a todas horas porque es imposible moverse arrastrando dos maletas y usar paraguas al mismo tiempo, así que nos calamos un poco más de lo deseado, pero nada que no arreglara un toque de secador y cambio de ropa antes de patear un rato Milán por la noche y cenar en un restaurante muy elegante con cocina exquisita.
El sábado, a las 7:00h en punto de la mañana estábamos en el Hotel Michelangelo para montar las mesas y que estuvieran preparadas a las 11.
¡¡Cuatro horas para montar mi mesa!! sólo había una forma de conseguirlo: para empezar, tener a mi madre conmigo, contar con fotos con la distribución para seguir un orden, máxima concentración y nada de hablar con la gente, con lo que a mi me gusta... (en Madrid tardamos alrededor de 8 horas en montar mesa y media).
De la feria sólo puedo contar cosas buenas, la organización fantástica tanto por parte de Sabrina de Arcangelo, un cielo de mujer volcada con todos para que estuviéramos como en casa, como por las auxiliares que colaboraban con ella. Los tres salones muy cómodos y amplios, bien iluminados, con luz cálida y acogedora, muy buena información tanto en programas de mano como en carteles indicadores en la zona de la entrada. Las ventas han sido buenas y con posibilidad de encargos y algún que otro pedido, y el público asistente muy cariñoso y expresivo, comentando, preguntando y felicitándome continuamente. Es que no se puede pedir más.
Realmente, cuando tuve que empezar a recoger mi mesa el domingo a las 17:00h, por primera vez, me dio pena irme de una feria, me embargó una sensación de nostalgia y pena por lo a gusto que había estado.
Fue cuando estaba recogiendo, cuando me enteré por megafonía que en Miniaturitalia se premian las mejores mesas extranjeras e italianas y no podía dar crédito cuando Sabrina dijo: "y el premio a la mejor mesa extranjera es para una española, Pilar Alén" ¡¡¡pufff!!! no sabía cómo reaccionar, me quedé parada y de repente todo el mundo empezó a acercarse aplaudiéndome, besándome y felicitándome. La cara de felicidad de mi madre cuando recogí el trofeo, fue lo mejor :)
Fue una tarde muy divertida y emotiva, además del premio y reconocimiento a tantas horas de trabajo, Pedrete me hizo estos regalos maravillosos y con la tetera de Loredana, cómo no, me hizo llorar una vez más.
Con
Pilar Sánchez que nos acompañó también en esta aventura, he pasado ratos muy divertidos, de confidencias, contar historias, cafés "macchiato" y también, por supuesto, reímos hasta el llanto. Entre mi italiano y su conocimiento de la ciudad de Milán, qué de cosas nos dio tiempo a ver jajajaja
Al caer la tarde del domingo y para estirar las piernas, nos fuimos por fin de visita turística, y paseando llegamos hasta la plaza del Duomo, al Teatroalla Scala y a las famosas galerías.
Terminamos muertos de risa, para no variar, cenando en un restaurante muy "Chic" junto a la catedral, donde casi se nos apunta un camarero al que le pasaba "algo" jejeje
Antes de irnos a dormir, pasamos por una cafetería que había junto al hotel, con unos capuccinos, unas infusiones y unos chocolates deliciosos, y mucho mejor que todo esto, Marco, el camarero tan simpático y divertido que nos hizo pasar dos fines de noche fantásticas.
El lunes por la mañana regresamos al mismo lugar para volver a contemplar con luz natural tanta maravilla antes de despedirnos y tener que volver al aeropuerto.
En definitiva, me dejé liar por Pedrete para esta aventura y han sido cuatro días muy intensos, divertidos, llenos de emociones y satisfacciones personales y que volvería a repetir con los ojos cerrados.
Mil gracias a todos los que de una u otra manera me han acompañado hasta aquí.